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Salud en el trabajo

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7 de noviembre de 2019

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Durante 2018, México se ubicó como primer lugar en estrés laboral. A partir de ese momento han surgido diversas iniciativas para atender esta problemática puesto que, más del 50% de la población mexicana forma parte de la fuerza laboral y más del 60% del tiempo que permanecemos despiertos lo invertimos en el horario de trabajo. Adicional, el Instituto Mexicano del Seguro Social reportó que, al menos el 75% de los mexicanos padecen fatiga por estrés laboral, superando a países como China y Estados Unidos.

Como parte de estas iniciativas, la Secretaría del Trabajo y Previsión social creó la NOM-035 con el objetivo de identificar los factores de riesgo psicosocial en las organizaciones, la generación de una política de prevención para ello y la construcción de un entorno organizacional favorable. Dicha norma, entró en vigor el pasado 23 de octubre, obligando a todas las empresas de más de 15 colaboradores para su aplicación y seguimiento.

Pero, más allá de ver estas disposiciones oficiales como un proceso obligatorio, es necesario que lo observemos como una oportunidad para mirar al colaborador en función de reconocerlo, protegerlo, así como cuidar de su salud física y mental, pues de ella depende su nivel de productividad, mismo que repercute en la productividad global del negocio.

Se ha comprobado que, el estrés laboral produce una serie de síntomas que limitan la actuación de las personas en distintas esferas como: cognitiva, emocional, conductual, mental y física. Algunos de los más relevantes son: aletargamiento, aislamiento, irritabilidad, alta probabilidad de cometer errores, disminución en la capacidad para solucionar problemas, problemas gástricos, hipertensión y problemas cardiovasculares, entre los más significativos. La consecuencia es una alza en los fenómenos tanto de presentismo como de ausentismo. Una persona que se presenta a trabajar fatigada o enferma, no tiene un rendimiento que le permita alcanzar sus objetivos y una persona que no se presenta al trabajo por la misma razón, genera la distribución de su carga de trabajo sobre otros quienes se ven rebasados ante las ausencias no programadas. Este es un ciclo que genera un efecto de “bola de nieve” y por lo tanto, requiere de atención inmediata.

¿Qué hacer?

Algunas de las acciones más importantes a ejercer para combatir el estrés laboral se centran en otorgar calidad de vida en el trabajo, prevenir el acoso y la violencia, encontrar el punto de equilibrio entre la vida personal y laboral. Para ello las organizaciones están creando programas de beneficios adicionales para sus colaboradores que atiendan los posibles riesgos y ello representa una oportunidad para que la gente pueda asistir a trabajar sana y feliz.

Las estrategias que se han ido implementando van desde disminución del horario laboral, es decir,  trabajar sólo media jornada un día de la semana, por ejemplo los viernes. También se han planteado programas para integrar a la familia en la vida laboral del colaborador invitando a su familia a pasar un día dentro de la oficina o tener alguna convivencia con la comunidad de la organización a la que se pertenece. Otros más osados, definen un día para que los colaboradores puedan traer a sus mascotas a la oficina, viernes de pizzas, creación de equipos de fútbol,  círculos de lectura, clases de yoga,entre otros todos ellos con la finalidad de que los colaboradores tengan un tiempo de esparcimiento en el centro de trabajo, que ayude a disminuir la atención en las presiones cotidianas y favorezca la sensación de felicidad y con ella, la segregación de dopamina (hormona de la felicidad) que se encarga de activar en nuestro cerebro la sensación de relajación, placer y calma.

 “Un trabajador motivado es 25% más productivo que aquel que no lo está”.

La felicidad no tiene que ver, forzosamente, con la ausencia de estrés. El estrés nos ayuda a estar alertas en situaciones donde se requiere, sin embargo, se convierte en un problema cuando el vínculo con este se vuelve negativo y prolongado es por eso que cuando no tenemos herramientas suficientes para sobreponernos al estado de estrés aparecen los síntomas antes mencionados. . Es muy importante, comprender cómo es que funciona el estrés y cuáles son los mecanismos de relajación que se pueden utilizar para salir con agilidad de ese estado de agitación. Una herramienta de ayuda puede ser el mindfulness, la cual ayuda a tus colaboradores a entrenar su mente para centrarse en el aquí y el ahora, vincularse correctamente con las emociones de su ser y hacer uso de la respiración para mejorar el autocontrol, llevando a su organismo hacia un estado de tranquilidad aún cuando los niveles de exigencia y presión se elevan en el entorno.

Es un hecho que hoy, los modelos de negocio están centrándose en mayor medida, en las personas que los conforman, puesto que de ellas depende la velocidad del retorno de inversión y por lo tanto, necesitan ser reconocidos en el trabajo, mientras que éste, se vuelve no sólo una fuente de sustento sino en un refugio para alcanzar sus propias metas. Ya no hay que vivir para trabajar sino trabajar para vivir, tener una cultura sana con colaboradores productivos nos beneficia no sólo como negocio sino como sociedad y como personas, es por ello que, atender al estrés laboral se convierte en una magnífica oportunidad.

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