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El cambio de época y la innovación

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14 de octubre de 2016

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En los días 7 y 8 de septiembre se celebró el 51 Congreso Internacional de Recursos Humanos organizado por la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos (Amedirh) y al cual asistieron más de 6,000 personas.

Armstrong formó parte de los patrocinadores del evento, y por supuesto no se perdió una sola idea de las ponencias con la finalidad de transmitírselas para el mejoramiento continuo de sus organizaciones.

Queremos destacar las reflexiones de una de las conferencias más exitosas del congreso, la de Ramón Muñoz —escritor, consultor y conferencista—, quien es el actual presidente del Centro de Innovación y Paradigmas:[1] «Innovación: la estrategia para crear valor y enriquecer vidas». Por supuesto que la innovación fue el tema central, porque los cambios que hemos vivido forman parte de una vertiginosa carrera de la que hacemos conciencia cuando miramos tan sólo un par de décadas atrás. ¿Qué hace que una compañía perdure en el tiempo? La innovación. Ramón nos recordó la quiebra de una de las empresas fotográficas más exitosas de todos los tiempos: Kodak; el final de la impresión de la Encyclopædia Britannica para migrar —ya no con tanto éxito— hacia una modalidad on-line por suscripción, y ni qué hablar de la casi extinta Guía Roji que fue sustituida por el gps, Waze o Google Maps, por mencionar algunos ejemplos.

Las organizaciones se están reinventando y con esa ingeniería la realidad se transforma aún más rápido: ¿en el futuro tendremos auto propio, o rentaremos uno? ¿Existirán los centros comerciales? ¿Desaparecerán las agencias de viajes? «Las organizaciones, las empresas, las sociedades, las familias, los países, las comunidades, los barrios que se niegan al cambio constante del entorno y se cierran a reinventarse, generalmente tienden a desaparecer. Esta es una gran lección, y lo podemos ver con compañías como Blockbuster quien llegó a convertirse en la principal empresa de alquiler de videos en el mundo y hoy por hoy ya no existe. Cualquier compañía que haya sido diseñada para tener éxito en el siglo xx, está condenada al fracaso en el siglo XXI«, sentencia Ramón Muñoz.

Nos advierte el conferencista que «hoy vivimos una era conceptual donde los creadores y los innovadores están siendo los protagonistas«. Las sorpresas y disrupciones están a la orden del día, así que quien mejor se adapte al cambio con creatividad e innovación estará dos pasos adelante que los demás.

«Hoy, los países más competitivos del mundo entienden que el nuevo drive para impulsar la economía de sus naciones es la innovación y están apostando todo hacia eso.«

Los nuevos modelos de negocio están siendo alienados por el internet, las redes, el big data y los smartphones, pero no sólo el sector empresarial ha sido trastocado, también los gobiernos, las escuelas, y cada uno de los departamentos que conforman a las empresas, a su vez, tendrán que pasar por un proceso de cambio irreversible. Hoy ya no es suficiente enseñar a pescar al otro, hoy es necesario reinventar la pesca, con qué, con nuestra creatividad. «No realices predicciones, prepárate, adquiere nuevas habilidades —aconseja Ramón—; Noé no pasó a la historia por predecir el diluvio —lo predijeron muchos, nomás que no sabemos nada de ellos porque murieron ahogados—, Noé pasó a la historia porque él construyó una arca«. Crea valor agregado, pues hoy ya no importa que sepas mucho, sino qué puedes hacer con esos conocimientos y esos datos que están al alcance de todos. «Sin educación no hay innovación, pero no la que hemos recibido hasta ahora, sino una que conecte ciencia con tecnología y arte.«

Los nuevos líderes tienen que tener valores, ser flexibles, ser apasionados y ser energéticos, cualidades que le permitirán gestionar el presente, asegurar la calidad de lo realizado hoy, así como mejorar y atender a la innovación continua; qué no debemos hacer, dice Ramón, «reemplazar un pensamiento convencional con otro convencional«.

El conferencista da un consejo aplicable tanto a ti, como a los líderes de tu organización y los colaboradores: deben cuestionarse los paradigmas actuales, los tiempos hacen esencial cuestionárnoslo todo, «quizá las preguntas más disruptivas sean dos, sólo dos: ¿por qué no? y ¿qué pasa si…?«. Porque lo convencional es confortable: está en lo rutinario, lo ordinario, lo usual, lo conocido; no obstante, si nos adentramos en lo raro, lo loco, lo inútil, lo contrario, podremos aprender a mirar lo que hacemos desde otra perspectiva que sin lugar a dudas beneficiará a la organización entera.

Sólo hay que tener siempre en la mente que «la creatividad y la innovación sólo importan en la medida en que resuelvan problemas«. Eso hacen las empresas, mirar profundamente a los clientes y usuarios, observar lo que hacen, lo que compran, sus rutinas, sus gustos, para ofrecer soluciones innovadoras que mejoren sus vidas.

[1] Para más información consulta en Centro de Innovación y Paradigmas.

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