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Rotación silenciosa: el talento que se fue, pero sigue en la oficina 

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Armstrong

11 de junio de 2025

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En muchas empresas, la preocupación gira en torno a las personas que se van. Pero ¿qué pasa con quienes se quedan sin estar realmente presentes? La rotación silenciosa ocurre cuando alguien sigue cumpliendo funciones, pero se ha desconectado emocionalmente de su rol, su equipo o la organización. No hay carta de renuncia, ni una despedida formal. Sin embargo, su impactoes igual o mayor al de una salida visible. 

Más allá de la renuncia 

La rotación silenciosa es sutil. La persona no falta al trabajo, no incumple tareas ni genera conflictos. Pero tampoco propone, no innova, no conecta. Responde correos, asiste a reuniones, entrega a tiempo. Lo esencial parece estar, pero lo vital se ha ido. 

Este tipo de desconexión suele estar vinculada a la pérdida de sentido, la falta de reconocimiento o el estancamiento. A veces, también responde a dinámicas de cultura que no ofrecen espacio para expresar malestar o buscar nuevas oportunidades internas. 

Cómo detectar lo que no se dice 

Uno de los mayores desafíos de la rotación silenciosa es su invisibilidad. No aparece en informes, ni se mide fácilmente. Pero hay patrones que ayudan a identificarla a tiempo: 

  • Aportes funcionales, pero sin entusiasmo. 
  • Participación mínima en espacios de colaboración. 
  • Rechazo a nuevos desafíos o iniciativas. 
  • Cambios en la actitud sin explicación clara. 
  • Desinterés por el desarrollo profesional. 

Estos síntomas, especialmente si se repiten en varias personas del equipo, pueden ser un primer aviso de una rotación silenciosa en curso. 

¿Qué puede hacer el área de Recursos Humanos? 

Abordar esta situación no implica presionar ni controlar, sino escuchar, facilitar y actuar con oportunidad. Desde el área de Recursos Humanos, existen formas simples y efectivas de intervenir la rotación silenciosa: 

1. Escuchar de forma continua 

El feedback o retroalimentación no debe ser un evento anual. Encuestas breves, espacios de conversación y preguntas bien formuladas son de utilidad para revelar señales tempranas de desconexión. El silencio también comunica

2. Visibilizar el reconocimiento 

A veces, la falta de energía viene de no sentir que el trabajo tiene impacto. Mostrar avances, celebrar contribuciones y compartir logros ayuda a restaurar el vínculo emocional con el propósito. 

3. Generar movilidad interna real 

La rotación silenciosa muchas veces refleja el deseo de cambio sin opciones visibles. Promover oportunidades internas, incluso en roles laterales, renueva la motivación y dar lugar a una nueva etapa dentro de la misma organización. 

4. Revisar el diseño de los roles 

Hay tareas que, por sí mismas, agotan. Revisar el contenido de los puestos, redistribuir funciones y ofrecer desafíos alineados al perfil son formas efectivas de prevenir la desconexión. 

5. Formar liderazgos cercanos 

Muchas decisiones internas se toman en silencio cuando falta escuchar. Líderes entrenados en conversaciones de calidad pueden anticipar tensiones antes de que se conviertan en distancia. 

Lo que cuesta no mirar 

Ignorar la rotación silenciosa tiene consecuencias que no se ven en el corto plazo, pero erosionan la cultura con el tiempo. Se pierde agilidad, cae la colaboración y la innovación se diluye. Incluso quienes aún están conectados llegan a absorber el desgaste del entorno. 

El costo más alto no es la salida, es la permanencia sin compromiso

Invertir en lo que aún existe 

La buena noticia es que la rotación silenciosa es reversible. En muchos casos, las personas quieren seguir, pero no encuentran motivos. A veces, lo único que falta es una conversación honesta. O la oportunidad de volver a contribuir desde otro lugar. 

Cuando se crea un entorno donde expresar incomodidad no tiene consecuencias negativas, es más fácil recuperar lo que parecía perdido. No se trata de retener a toda costa, se trata de reconectar con lo que importa

Una oportunidad oculta 

La rotación silenciosa no es solo un síntoma; también es la oportunidad de mejora. Detectarla a tiempo permite tomar decisiones más humanas, diseñar experiencias laborales más justas y construir culturas donde estar presente sea algo más que cumplir horario. 

Quienes están hoy, aunque desconectados siguen siendo parte del presente y, con la intervención adecuada, del futuro. 

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