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¿Vale la pena invertir en consultoría estratégica?
Estudios y condiciones para que funcione en PyMEs reales  En el entorno actual, donde los cambios económicos y tecnológicos avanzan con rapidez, las pequeñas y medianas empresas enfrentan un reto común: crecer sin perder estabilidad. Muchas veces, los líderes empresariales actúan desde la intuición o la urgencia, pero no desde la planificación. Y aquí surge […]

Estudios y condiciones para que funcione en PyMEs reales 

En el entorno actual, donde los cambios económicos y tecnológicos avanzan con rapidez, las pequeñas y medianas empresas enfrentan un reto común: crecer sin perder estabilidad. Muchas veces, los líderes empresariales actúan desde la intuición o la urgencia, pero no desde la planificación. Y aquí surge la pregunta central: ¿vale la pena invertir en consultoría estratégica?

1. ¿Qué es la consultoría estratégica y por qué importa

La consultoría estratégica es un acompañamiento profesional que ayuda a las empresas a definir su rumbo, optimizar sus recursos y tomar decisiones informadas. No se trata solo de contratar a alguien que “aconseje”, sino de trabajar junto a un experto que guíe el diseño y la ejecución de un plan sólido. 

Para las pequeñas y medianas empresas, esta guía puede marcar la diferencia entre sobrevivir o prosperar. De hecho, invertir en consultoría estratégica impulsa el crecimiento de las PyMEs al ofrecerles una visión externa que detecta oportunidades, riesgos y áreas de mejora que muchas veces pasan desapercibidas desde dentro.

2. Datos comprobables: la estrategia paga 

Numerosos estudios confirman que la planeación estratégica tiene efectos positivos y medibles. Según la Harvard Business Review (HBR), las empresas que implementan planes formales tienen 50 % más probabilidades de mejorar su rentabilidad frente a las que operan sin dirección clara. 

Asimismo, un informe de McKinsey & Company (2023) revela que las organizaciones que reciben asesoría profesional en estrategia logran 30 % más eficiencia operativa y reducen significativamente los errores en la ejecución. 
 

 Estos resultados muestran que invertir en consultoría estratégica impulsa el crecimiento de las PyMEs, no como un gasto, sino como una inversión que genera retorno tangible. 

En América Latina, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) comprobó que las PyMEs que adoptaron prácticas de gestión estratégica con apoyo externo aumentaron sus ingresos en promedio entre 20 % y 25 % en dos años. El impacto no es teórico: cuando se planifica con acompañamiento experto, la rentabilidad se multiplica. 

3. ¿Por que las PyMEs no toman consultoría estratégica?

A pesar de los beneficios, miles de empresas pequeñas siguen sin invertir en asesoría estratégica. Las razones son comunes: 

  1. Creen que es costosa. 
  1. Temen que el consultor no entienda su contexto. 
  1. No tienen tiempo para planificar. 

Sin embargo, no planear termina siendo más caro que hacerlo. La operación diaria sin dirección genera desperdicio de recursos, decisiones reactivas y pérdida de oportunidades. En la práctica, invertir en consultoría estratégica impulsa el crecimiento de las PyMEs, porque ayuda a ordenar procesos, clarificar prioridades y reducir errores costosos.

4. ¿Cuándo sí vale la pena invertir?

No todas las etapas empresariales requieren un consultor, pero hay momentos donde el impacto puede ser decisivo: 

  • Antes de crecer o diversificarse. Una consultoría ayuda a evaluar si la estructura actual soportará ese crecimiento. 
  • Cuando hay estancamiento. Permite identificar las causas y rediseñar el modelo operativo. 
  • Durante la sucesión generacional. Asegura continuidad y profesionalización. 
  • Después de una crisis. Facilita la reconstrucción y la toma de decisiones estratégicas. 

En todos estos escenarios, invertir en consultoría estratégica impulsa el crecimiento de las PyMEs, pues traduce la incertidumbre en un plan de acción viable. 

5. Condiciones para que funcione en PyMEs reales 

La consultoría no es una varita mágica; para que funcione, deben cumplirse ciertas condiciones: 

  1. Compromiso directivo. El líder debe participar activamente y estar dispuesto a aplicar los cambios sugeridos. 
  1. Diagnóstico honesto. Sin transparencia, el plan carece de base real. 
  1. Objetivos claros. Definir metas medibles permite evaluar avances. 
  1. Adaptación al contexto local. Los modelos deben ajustarse a la realidad de las PyMEs latinoamericanas. 
  1. Seguimiento continuo. La estrategia requiere acompañamiento, revisión y mejora constante. 

Cuando estas condiciones se cumplen, invertir en consultoría estratégica impulsa el crecimiento de las PyMEs, transformando los retos en resultados. 

6. Casos reales: evidencia que convence 

En México, la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (CANACINTRA) reportó que las empresas que participaron en sus programas de asesoría mejoraron su eficiencia operativa hasta en 35 % en un año. 

De igual forma, el programa “Mentoría PyME” del BID Lab ayudó a empresas familiares a reducir costos logísticos en un 20 % tras seis meses de acompañamiento estratégico. 
 

 Estos resultados demuestran que invertir en consultoría estratégica impulsa el crecimiento de las PyMEs, especialmente cuando la asesoría se traduce en acciones concretas y medibles. 

7. ¿Cómo medir el retorno?

Los costos varían según la complejidad del proyecto, pero en promedio, una consultoría estratégica para PyMEs puede ir estar entre losde $20,000 a $100,000 MXN. Lo importante no es el monto, sino el retorno: una planificación sólida puede duplicar ingresos o reducir gastos significativamente. 

El retorno se mide a través de mejoras como: 

  • Mayor productividad del equipo. 
  • Reducción de errores y desperdicios. 
  • Toma de decisiones basadas en datos. 
  • Mejora en rentabilidad y posicionamiento. 

Cuando se aplican correctamente los hallazgos, invertir en consultoría estratégica impulsa el crecimiento de las PyMEs, no solo en términos financieros, sino también en organización, cultura y sostenibilidad. 

8. Más allá de los números: construir visión 

El valor más profundo de la consultoría estratégica está en ayudar a los empresarios a pensar a largo plazo. No se trata solo de resolver problemas del presente, sino de construir una visión de futuro basada en datos, personas y propósito. 

Las PyMEs que invierten en estrategia logran pasar del modo “supervivencia” al modo “crecimiento”. Desarrollan una estructura más sólida, equipos alineados y decisiones coherentes con su misión. En este sentido, invertir en consultoría estratégica impulsa el crecimiento de las PyMEs, porque las prepara para competir con inteligencia, no con improvisación. 

Planear con apoyo sí vale la pena

En resumen, invertir en consultoría estratégica impulsa el crecimiento de las PyMEs siempre que exista apertura al cambio y compromiso real con la implementación. No se trata de gastar en asesorías, sino de apostar por una visión más clara, medible y sostenible. 

Las empresas que entienden esto dejan de improvisar y comienzan a construir. Invertir en planeación no las frena, las acelera. Y, en un entorno competitivo como el actual, la estrategia no es opcional: es la herramienta que separa a quienes sobreviven de quienes realmente prosperan. 

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Tres errores comunes sin visión estratégica
Falta de rumbo, ejecución aislada y ausencia de seguimiento al plan  En el entorno empresarial actual, donde los cambios ocurren a gran velocidad y la competencia se reinventa constantemente, contar con una visión estratégica no es un lujo, sino una necesidad. Las empresas que no definen un rumbo claro terminan reaccionando a los problemas en […]

Falta de rumbo, ejecución aislada y ausencia de seguimiento al plan 

En el entorno empresarial actual, donde los cambios ocurren a gran velocidad y la competencia se reinventa constantemente, contar con una visión estratégica no es un lujo, sino una necesidad. Las empresas que no definen un rumbo claro terminan reaccionando a los problemas en lugar de anticiparlos, y eso tiene un alto costo en recursos, tiempo y oportunidades. En este contexto, la falta de visión estratégica limita el crecimiento organizacional, afectando tanto la toma de decisiones como la capacidad de innovar. 

Tener visión estratégica implica comprender hacia dónde se dirige la organización, cómo se relacionan sus distintas áreas y de qué manera cada acción contribuye al objetivo general. Sin ese enfoque, las metas se vuelven difusas y las estrategias se diluyen. Muchas veces, los equipos trabajan duro, pero no necesariamente en la dirección correcta. Y es justamente ahí donde comienzan los errores más comunes. 

1. Falta de rumbo: cuando no se sabe hacia dónde ir 

El primer error es actuar sin un destino claro. Muchas empresas se concentran en el día a día, resolviendo lo urgente sin detenerse a definir qué quieren lograr a mediano o largo plazo. Esta falta de visión estratégica genera desgaste, desorganización y pérdida de propósito.

Cuando no existe un rumbo definido, los esfuerzos se dispersan y los resultados carecen de coherencia. Los equipos pueden estar ocupados, pero no necesariamente siendo productivos. La falta de visión estratégica limita el crecimiento organizacional, porque sin metas claras no hay forma de evaluar el progreso ni de orientar los recursos de manera eficiente.

Un ejemplo frecuente ocurre cuando una empresa lanza múltiples proyectos al mismo tiempo sin tener un plan de priorización. Lo que parece dinamismo termina convirtiéndose en caos: se duplican esfuerzos, se desperdician presupuestos y se reduce la rentabilidad. Tener rumbo es tener foco, y el foco solo se logra cuando la visión está definida y comunicada. 

2. Ejecución aislada: trabajar sin conexión entre áreas 

El segundo error común es la ejecución aislada. En muchas organizaciones, cada departamento funciona como una isla. Marketing busca visibilidad, Ventas persigue números, Recursos Humanos gestiona procesos y Operaciones intenta sostener el ritmo. Pero si cada área camina por su cuenta, el resultado es una empresa fragmentada.

La coordinación interna es fundamental para que las acciones sumen y no se anulen entre sí. Cuando las áreas no comparten información ni objetivos, los planes estratégicos pierden fuerza. La falta de visión estratégica limita el crecimiento organizacional, porque impide que todos los esfuerzos apunten a un mismo resultado.

Por ejemplo, una estrategia comercial puede fracasar si el área de servicio al cliente no está preparada para responder a la nueva demanda. O una campaña de marketing puede generar frustración si el equipo de ventas no tiene la misma información sobre el producto. La ejecución aislada debilita la sinergia entre departamentos, y esa desconexión se traduce en pérdida de eficiencia y de impacto en los resultados globales. 

El liderazgo tiene un papel clave en evitar este error: debe fomentar la colaboración, la comunicación interdepartamental y la alineación constante con la visión corporativa. Sin liderazgo estratégico, cada área trabaja en su propio mapa, y el barco no avanza en una misma dirección. 

3. Sin seguimiento al plan: el olvido de la estrategia 

El tercer error aparece incluso en las organizaciones que sí planifican. Elaborar un plan estratégico no basta si este no se ejecuta, revisa y actualiza. Con frecuencia, los planes se quedan en documentos olvidados o en presentaciones que nunca se vuelven a mirar. La falta de seguimiento genera desconexión entre lo que se propuso y lo que realmente se hace. 

Sin monitoreo, no hay aprendizaje. Los indicadores pierden sentido, las metas se vuelven estáticas y los equipos no saben si avanzan o retroceden. La falta de visión estratégica limita el crecimiento organizacional, porque impide ajustar el rumbo ante los cambios del entorno. La estrategia debe ser dinámica: analizar resultados, corregir errores y adaptarse continuamente a las circunstancias. 

Un plan con seguimiento permite detectar desviaciones a tiempo, anticipar riesgos y aprovechar nuevas oportunidades. Es el equivalente a revisar un mapa en pleno viaje: sin hacerlo, se puede avanzar mucho, pero no necesariamente hacia el destino correcto. 

Las consecuencias de no tener visión estratégica 

No tener una visión clara genera consecuencias profundas y costosas. En términos financieros, implica menor rentabilidad, desperdicio de recursos y pérdida de competitividad. En términos humanos, genera desmotivación, rotación y falta de compromiso.

Los colaboradores que no comprenden hacia dónde va la organización sienten que su trabajo no tiene propósito. Esto afecta directamente la productividad y la innovación.

Además, sin una visión estratégica, las empresas tienden a repetir los mismos errores. Reaccionan tarde, improvisan soluciones y toman decisiones a corto plazo que perjudican su sostenibilidad. En todos estos casos, la falta de visión estratégica limita el crecimiento organizacional, no solo en resultados tangibles, sino también en cultura y reputación. 

Cómo fortalecer la visión estratégica

Evitar estos tres errores exige cultivar una cultura de planificación y seguimiento. Algunas acciones clave son: 

  1. Definir un propósito claro y compartido. Toda organización necesita una brújula que oriente sus decisiones. 
  1. Involucrar a todos los niveles. La estrategia no es solo del liderazgo; cada área debe comprender cómo contribuye a ella. 
  1. Fomentar la comunicación. Los equipos que comparten información actúan con mayor coherencia. 
  1. Establecer indicadores y revisiones periódicas. Medir los resultados es fundamental para mantener el rumbo. 
  1. Promover la adaptabilidad. Una visión estratégica efectiva no es rígida, se ajusta al cambio sin perder dirección. 

Aplicar estas prácticas fortalece la coordinación, la confianza y la eficiencia general. Al hacerlo, las empresas se vuelven más resilientes, capaces de anticipar el cambio y aprovechar las oportunidades. 

Pensar a futuro es pensar con estrategia

En el mundo actual, donde la improvisación parece más rápida pero casi siempre más costosa, tener visión estratégica es la diferencia entre sobrevivir y prosperar. Evitar los errores de falta de rumbo, ejecución aislada y ausencia de seguimiento requiere liderazgo, comunicación y compromiso con el largo plazo. 

Recordemos que la falta de visión estratégica limita el crecimiento organizacional, y que construir una visión clara no solo guía, sino que también inspira. Una estrategia viva, acompañada de seguimiento y colaboración, convierte cada acción en un paso consciente hacia el futuro que la organización elige construir. 

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El alto costo de no planear
Cómo la falta de planificación reduce la rentabilidad y la eficiencia  En el mundo empresarial y organizacional, pocas cosas resultan tan costosas como no planear. Tomar decisiones sin estrategia, improvisar o reaccionar tarde ante los problemas puede parecer más rápido en el corto plazo, pero a largo plazo se traduce en pérdida de tiempo, recursos […]

Cómo la falta de planificación reduce la rentabilidad y la eficiencia 

En el mundo empresarial y organizacional, pocas cosas resultan tan costosas como no planear. Tomar decisiones sin estrategia, improvisar o reaccionar tarde ante los problemas puede parecer más rápido en el corto plazo, pero a largo plazo se traduce en pérdida de tiempo, recursos y oportunidades. Planificar no es un lujo; es una inversión en rentabilidad y eficiencia

La falta de planificación: una trampa silenciosa 

No planear significa actuar sin un mapa. Las metas pueden ser confusas, los recursos se asignan sin orden y las prioridades cambian constantemente. Este desorden genera lo que muchos equipos conocen bien: improvisación constante, tareas duplicadas, sobrecarga de trabajo y resultados mediocres

En el entorno empresarial, la falta de planificación tiene consecuencias claras:

  • Proyectos que se retrasan por falta de previsión de tiempos o recursos.
  • Aumento de costos por correcciones o compras urgentes.
  • Desgaste del equipo humano, que opera bajo presión constante.
  • Oportunidades perdidas, al no anticipar cambios o demandas del mercado.

Datos comprobables: el costo de no planear 

Diversos estudios confirman que la planificación no solo mejora el control, sino también los resultados económicos: 

  • Según un informe de Anaplan (2018), el 90 % de los ejecutivos considera la planificación “críticamente importante” para mejorar la rentabilidad, la satisfacción del cliente y la eficiencia operativa. Sin embargo, el 85 % reconoce tener barreras para implementarla correctamente.
  • La consultora HSO indica que una planificación y programación efectivas pueden reducir el tiempo de inactividad hasta en un 30 %, lo que incrementa directamente la productividad.
  • En gestión de proyectos, la falta de planificación es una de las principales causas de sobrecostos y retrasos. De acuerdo con Teamly (2023), los proyectos mal planificados tienden a superar su presupuesto en más del 45 % y presentan mayores problemas de calidad.
  • En negocios, un plan estratégico bien definido ayuda a optimizar recursos, reducir desperdicios y aumentar la eficiencia general, según Bplan.ai.

Estos datos demuestran que planear no es un gasto de tiempo, sino una forma de ahorrar dinero, esfuerzo y energía. 

Cómo la falta de planificación afecta la rentabilidad y eficiencia

La rentabilidad depende directamente del uso eficiente de los recursos. Cuando no hay una planificación clara, se generan tres efectos inmediatos: 

  1. Costos ocultos: horas extras, materiales desperdiciados o trabajo duplicado que podrían haberse evitado con una previsión adecuada.
  1. Desalineación de objetivos: los equipos trabajan sin rumbo común, lo que reduce la productividad y aumenta la frustración.
  1. Pérdida de competitividad: mientras una empresa reacciona, otra —que sí planificó— ya ejecuta y aprovecha las oportunidades del mercado.

Planificar no solo ahorra dinero, también aumenta la capacidad de adaptación ante imprevistos, permitiendo actuar con estrategia en lugar de urgencia. 

La eficiencia como resultado de planear 

Un equipo o empresa eficiente es aquel que hace más con menos, y eso solo se logra con planificación. Saber qué se necesita, cuándo y cómo permite asignar tareas de manera precisa y anticipar riesgos antes de que se conviertan en problemas. 

Cuando los procesos se planifican, el trabajo fluye mejor: 

  • Los equipos tienen claridad de objetivos.
  • Se priorizan tareas realmente relevantes.
  • Se eliminan tiempos muertos y se aprovechan mejor los recursos.
  • Las decisiones se basan en datos, no en impulsos.

La eficiencia no surge del azar, sino de una planificación consciente, flexible y constante. 

Cómo planear para evitar el costo del caos 

  1. Define objetivos medibles. Un plan sin metas concretas no tiene dirección.
  1. Asigna recursos con anticipación. Personas, presupuesto y tiempo deben estar contemplados.
  1. Anticipa riesgos. Identifica escenarios posibles y establece planes alternos.
  1. Haz seguimiento y ajustes. La planificación no termina al ejecutar: se evalúa y mejora continuamente.
  1. Apóyate en herramientas digitales. Cronogramas, tableros de control y software de planificación optimizan el trabajo diario.

Conclusión: planear es invertir, no perder tiempo 

En cualquier organización, la falta de planificación es una de las principales causas de ineficiencia, desmotivación y pérdida de rentabilidad. Planificar no significa controlar todo, sino anticiparse con inteligencia, organizar recursos y actuar con propósito

Cada minuto invertido en planear puede ahorrar horas de trabajo desordenado después. En un entorno competitivo, la diferencia entre el éxito y el estancamiento muchas veces se resume en esto: quien planifica, avanza; quien improvisa, repite errores. 

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5 señales de que necesitas fortalecer la agilidad de aprendizaje
En un entorno laboral que cambia cada vez más rápido, tener equipos con buena voluntad ya no es suficiente. La verdadera ventaja está en contar con personas que aprenden rápido, se adaptan sin drama y aplican lo aprendido con criterio. Esa es la base de la agilidad de aprendizaje, una competencia que muchas organizaciones dan […]

En un entorno laboral que cambia cada vez más rápido, tener equipos con buena voluntad ya no es suficiente. La verdadera ventaja está en contar con personas que aprenden rápido, se adaptan sin drama y aplican lo aprendido con criterio. Esa es la base de la agilidad de aprendizaje, una competencia que muchas organizaciones dan por sentada… hasta que es demasiado tarde. 

Estas son cinco señales claras de que tu equipo necesita fortalecer esta habilidad clave: 

1. Les cuesta adaptarse a nuevas herramientas o procesos 

Si la introducción de una plataforma, metodología o flujo de trabajo genera resistencia o frena el ritmo, es una alerta. La agilidad de aprendizaje implica curiosidad activa ante lo nuevo, no rechazo por rutina. 

2. Repiten errores o tropiezan ante escenarios desconocidos 

Un equipo ágil aprende de sus errores y se anticipa al siguiente paso. Si ves que los mismos problemas se repiten, probablemente falta capacidad de síntesis, reflexión y aplicación de aprendizajes.

3. Dependen en exceso de la dirección para resolver imprevistos 

La agilidad de aprendizaje también se manifiesta en la autonomía. Si ante lo inesperado necesitan instrucciones para avanzar, es momento de desarrollar su criterio y confianza adaptativa

4. Se muestran reactivos en lugar de proactivos ante el cambio 

Los equipos con esta competencia no solo responden al cambio: lo integran y proponen mejoras. Si tu equipo espera que «todo vuelva a la normalidad», está perdiendo oportunidades de innovar

5. No comparten lo que aprenden 

Un entorno con buena agilidad de aprendizaje se caracteriza por el intercambio continuo de conocimientos. Si el aprendizaje queda aislado, se pierde valor colectivo. 

Cómo fortalecer la agilidad de aprendizaje (de verdad) 

Afortunadamente, esta competencia se puede diagnosticar, entrenar y desarrollar. En Armstrong contamos con soluciones enfocadas precisamente en potenciar la agilidad de aprendizaje desde distintos frentes: 

  • Evaluaciones psicométricas que identifican estilos cognitivos y socioemocionales relacionados con el aprendizaje rápido y flexible.
  • Assessment Center con simulaciones que revelan cómo se integra el aprendizaje en la acción.
  • Evaluaciones 360° que visibilizan qué tan adaptable es cada perfil según diferentes perspectivas.

Identificar estas señales a tiempo es la diferencia entre un equipo que se estanca y uno que evoluciona. Porque en un mundo que cambia rápido, aprender rápido ya no es una opción: es una ventaja competitiva

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El mapa oculto del talento: detecta a quienes aprenden más rápido
En cada equipo hay personas que no siempre alzan la voz, pero que tienen una habilidad poco común: aprenden rápido, se adaptan al cambio sin ruido y hacen avanzar a los demás desde la trinchera. No aparecen en todos los informes ni buscan protagonismo, pero son claves cuando la organización necesita flexibilidad, innovación o velocidad. […]

En cada equipo hay personas que no siempre alzan la voz, pero que tienen una habilidad poco común: aprenden rápido, se adaptan al cambio sin ruido y hacen avanzar a los demás desde la trinchera. No aparecen en todos los informes ni buscan protagonismo, pero son claves cuando la organización necesita flexibilidad, innovación o velocidad. A ese grupo lo podríamos llamar el «talento invisible». Y su superpoder es el aprendizaje acelerado

Un activo silencioso, pero poderoso 

El aprendizaje acelerado no es una etiqueta de moda. Es una ventaja competitiva que permite a ciertas personas adaptarse en tiempo récord, absorber nuevos conocimientos, aplicar aprendizajes en entornos desconocidos y aportar ideas frescas desde cualquier nivel de la estructura. 

Estas personas: 

  • Conectan conceptos rápidamente gracias a su aprendizaje acelerado.
  • No temen al cambio, lo buscan como parte natural de su desarrollo.
  • Mejoran sin que nadie les diga que deben hacerlo.
  • Se equivocan y aprenden sin drama, demostrando flexibilidad y autonomía.

Lo interesante es que muchas veces no son quienes lideran reuniones ni quienes más visibilidad tienen en la organización. Ahí está el reto: identificarlas antes de que se vayan o se estanquen y aprovechar su aprendizaje acelerado antes de que otro lo haga. 

Entonces, ¿cómo descubrir a quienes poseen aprendizaje acelerado? 

No basta con mirar los resultados o los CVs. El aprendizaje acelerado se detecta observando comportamientos, evaluando patrones de decisión y entendiendo cómo las personas reaccionan ante lo nuevo. En Armstrong hemos desarrollado herramientas pensadas justo para eso: 

• Juegos de evaluación

No son solo entretenimiento: permiten observar cómo alguien se enfrenta a la incertidumbre, aprende sobre la marcha y se adapta a cambios de reglas o lógica. Este enfoque lúdico revela rasgos clave del aprendizaje acelerado. 

• Assessment Center

Cuando simulas escenarios reales, emergen respuestas reales. Esta herramienta permite ver cómo se desenvuelven las personas ante situaciones que no conocen, y qué tan rápido integran lo que están aprendiendo. Es una forma directa de evaluar el aprendizaje acelerado en acción. 

• Armstrong®: Psicometría | Talento RH

Evalúa la base cognitiva y emocional sobre la que alguien aprende. No se trata solo de memoria, sino de estructura de pensamiento, velocidad de síntesis y capacidad de tomar decisiones informadas con datos nuevos. Una radiografía completa del aprendizaje acelerado dentro de la organización. 

•Armstrong®: Psicometría | Reclutador

Ideal para identificar este perfil desde el proceso de selección. Las tareas gamificadas y pruebas psicométricas permiten proyectar el ritmo de aprendizaje y la adaptabilidad antes de la contratación. Así atraerá perfiles con alto potencial de aprendizaje acelerado desde el inicio. 

• Transforma 360

Muchas veces, el entorno nota el potencial antes que los sistemas. Esta herramienta recopila perspectivas de colegas, líderes y pares, revelando patrones de mejora continua y actitud hacia el cambio. Una forma relacional de detectarlo desde múltiples ángulos.

Lo que no se mide, se pierde 

En contextos donde el cambio es la nómina fija, detectar personas con aprendizaje acelerado deja de ser una opción. Es una forma concreta de prepararse para lo que viene, redistribuir talento internamente y evitar fugas de personas con alto potencial que nunca fueron vistas como tal. 

Identificar al talento emergente se trata de tener las herramientas adecuadas para mirar donde otros no están mirando. Y cuando hablamos de aprendizaje acelerado, eso implica ir más allá del rendimiento tradicional. 

Porque en un mercado que valora la rapidez para adaptarse, el verdadero diferencial está en quienes pueden aprender antes, mejor y con menos. Apostar por él, es apostar por la resiliencia organizacional.

Y ese talento, está en tu organización. Solo hay que saber dónde mirar para activar su potencial a través del aprendizaje acelerado

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Potencial del talento vs. experiencia
En el mundo laboral actual, donde el cambio es constante y las habilidades caducan rápido, saber distinguir entre experiencia acumulada y verdadero potencial del talento se ha vuelto clave para las áreas de Recursos Humanos. Un currículum refleja años de trayectoria, pero ¿eso garantiza que una persona sabrá adaptarse, aprender rápido y liderar en escenarios […]

En el mundo laboral actual, donde el cambio es constante y las habilidades caducan rápido, saber distinguir entre experiencia acumulada y verdadero potencial del talento se ha vuelto clave para las áreas de Recursos Humanos. Un currículum refleja años de trayectoria, pero ¿eso garantiza que una persona sabrá adaptarse, aprender rápido y liderar en escenarios nuevos?

Ciertamente en ocasiones no sucede así. Por eso, hablar de agilidad de aprendizaje ya no es una tendencia, sino una necesidad. Comprender el potencial del talento es una herramienta poderosa para anticiparse a los retos del entorno. 

Experiencia: valiosa pero no definitiva 

La experiencia aporta conocimiento, contexto y dominio de ciertos procesos. Pero en muchos casos, también vienen acompañada de rigidez, resistencia al cambio o una zona de confort muy marcada. Identificar a quienes tienen experiencia, pero baja capacidad de adaptación es un reto común en equipos consolidados o en procesos de promoción interna. 

Por eso es importante ir más allá de la trayectoria y explorar el potencial del talento real que cada persona tiene para enfrentar nuevos desafíos, aprender con rapidez y desaprender cuando sea necesario. 

Potencial: la clave para el futuro organizacional 

El potencial no se ve en el CV, ni se deduce por el tiempo en un puesto. Se manifiesta en la capacidad de aprender cosas nuevas, adaptarse a lo inesperado y transferir lo aprendido a contextos distintos. Aquellas personas con alta agilidad de aprendizaje suelen anticiparse al cambio, asumir roles múltiples y buscar soluciones creativas sin quedarse ancladas en lo que «siempre ha funcionado».

Detectar ese potencial del talento es fundamental para: 

  • Evitar decisiones de promoción basadas solo en antigüedad.
  • Redirigir el desarrollo del talento.
  • Agilizar la sucesión en roles clave.

¿Cómo detectar la agilidad de aprendizaje? 

Aunque parezca una habilidad intangible, hoy existen múltiples herramientas para identificarla de forma objetiva. Estas pruebas no solo evalúan conocimientos, también comportamientos y patrones mentales. Aquí te compartimos cinco soluciones Armstrong que ayudan a mapear el verdadero potencial del talento

1. Armstrong®: Psicometría | Reclutador 

Plataforma integral que combina pruebas psicométricas, tareas gamificadas y evaluación cognitiva. Permite conocer a fondo a los candidatos desde el proceso de selección y anticipar su capacidad de adaptación y aprendizaje. 

2. Armstrong: Psicometría | Talento RH 

Evalúa competencias cognitivas y socioemocionales, valores y habilidades adaptativas. Ideal para detectar y desarrollar el potencial del talento interno. 

3. Assessment Center 

Simulaciones realistas de tareas organizacionales que permiten observar comportamientos adaptativos y toma de decisiones. Es útil para diferenciar entre experiencia y verdadero potencial en contextos nuevos. 

4. Aprendizaje y evaluación basados en juegos 

Juegos de estrategia diseñados para promover inteligencia y resiliencia mientras capturan datos dinámicos sobre el aprendizaje. Esta solución revela patrones de agilidad de aprendizaje de forma innovadora. 

5. Transforma 360 

Evaluación integral que recoge la percepción de superiores, pares y otros colaboradores. Brinda una mirada completa sobre fortalezas, áreas de oportunidad y comportamientos vinculados al potencial del talento

La experiencia y el potencial no son excluyentes 

Valorar la experiencia sigue siendo importante, pero identificar el potencial del talento es lo que permite proyectar a futuro. La agilidad de aprendizaje es el puente entre lo que una persona sabe hoy y lo que será capaz de aprender mañana. Evaluarla es un acto estratégico que transforma la forma en que se selecciona, promueve y desarrolla el talento en cualquier organización. 

Detectar la diferencia entre experiencia y potencial del talento ya no es un lujo, es una necesidad competitiva. Y ahora, también es medible con las herramientas adecuadas. 

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Microviolencias: Riesgo psicosocial que tu empresa está ignorando
En muchas oficinas, hay comentarios, gestos o actitudes que parecen inofensivos, pero con el tiempo causan daño. No hay gritos, no hay insultos directos, pero sí malestar constante. Esto tiene nombre: microviolencias laborales.  Son formas de agresión sutiles. Difíciles de ver, pero fáciles de normalizar. Aunque no siempre se reconocen como acoso, tienen un efecto […]

En muchas oficinas, hay comentarios, gestos o actitudes que parecen inofensivos, pero con el tiempo causan daño. No hay gritos, no hay insultos directos, pero sí malestar constante. Esto tiene nombre: microviolencias laborales

Son formas de agresión sutiles. Difíciles de ver, pero fáciles de normalizar. Aunque no siempre se reconocen como acoso, tienen un efecto directo sobre el bienestar emocional, el rendimiento y el clima de trabajo. 

La NOM-035 pide identificar factores de riesgo psicosocial. Las microviolencias están entre ellos, aunque muchas veces se ignoran por su forma discreta. Este blog te ayudará a entender qué son, cómo aparecen y qué hacer para detectarlas a tiempo.

¿Qué son las microviolencias laborales? 

Son conductas repetitivas, muchas veces normalizadas, que generan incomodidad, tensión o exclusión en el ambiente de trabajo. 
No siempre hay intención de dañar, pero sí consecuencias negativas para quienes las reciben. 

Algunos ejemplos frecuentes: 

  • Comentarios pasivo-agresivos disfrazados de humor.
  • Interrumpir siempre a la misma persona en reuniones.
  • Ignorar ideas o propuestas de ciertos perfiles.
  • No incluir en decisiones o espacios clave.
  • “Bromas” sobre apariencia, acento o estilo de vida.
  • Poner apodos sin consentimiento.
  • Miradas de desaprobación o silencios incómodos ante ciertas participaciones.

No se trata de un solo comentario fuera de lugar. Hablamos de una serie de acciones o actitudes que, al repetirse, desgastan y desmotivan

¿Por qué las microviolencias labores son un riesgo psicosocial? 

Porque crean un ambiente hostil que no se detecta fácilmente. La persona afectada puede sentir que “no es para tanto” o que “exagera”. 

 
Sin embargo, con el tiempo puede presentar síntomas como: 

  • Ansiedad
  • Dificultad para concentrarse
  • Aislamiento
  • Bajo rendimiento
  • Alta rotación
  • Desconfianza hacia el equipo o liderazgo

La NOM-035 no menciona directamente la palabra “microviolencia”, pero sí incluye elementos clave como malas relaciones laborales, exclusión, violencia psicológica y comunicación deficiente. Todo esto está presente en acciones sutiles. 

¿Por qué las microviolencias pasan desapercibidas? 

Porque muchas veces están integradas en la cultura de trabajo.


Se justifican con frases como:

  • “Así somos aquí”.
  • “No aguanta nada”.
  • “Solo era una broma”.
  • “Siempre se ha hecho así”.

Estas respuestas no buscan dañar, pero sí evitan la conversación. Esto hace que las microviolencias se mantengan en silencio, incluso cuando ya están afectando la salud emocional del equipo. 

¿Cómo detectarla las microviolencias laborales? 

No basta con observar lo visible. Hace falta escuchar, hacer preguntas y abrir espacios seguros. Aquí algunas formas de identificar microviolencias en la empresa: 

  1. Observa patrones
    ¿Hay personas que siempre son interrumpidas, ignoradas o puestas en duda?
  1. Escucha sin minimizar
    Si alguien expresa incomodidad, tómalo en serio, incluso si parece algo pequeño.
  1. Analiza las dinámicas grupales
    ¿Quién toma la palabra? ¿Quién es excluido? ¿Quién tiene voz real en las decisiones?
  1. Revisa el lenguaje informal
    ¿Se usan apodos, chistes o comentarios que llegan a ser ofensivos, aunque no lo parezcan?
  1. Evalúa la rotación o el ausentismo
    A veces, las salidas constantes del equipo no se deben a “oportunidades”, sino a ambientes hostiles no reconocidos.

¿Qué puede hacer una empresa contra las microviolencias? 

Las microviolencias laborales no se eliminan con un reglamento. Se transforman con cultura, liderazgo y acciones continuas. Algunas recomendaciones: 

  • Capacitar al equipo sobre comunicación respetuosa y lenguaje inclusivo.
  • Establecer límites claros: lo que se normaliza se repite.
  • Crear canales de escucha confidenciales y confiables.
  • Corregir de forma inmediata y respetuosa cuando se detecten.
  • Dar el ejemplo desde el liderazgo.

Implementar la NOM-035 con un enfoque preventivo ayuda a visibilizar estos riesgos. La evaluación del clima laboral, los canales de denuncia y las capacitaciones no deben ser solo una formalidad. Son herramientas para crear ambientes más seguros y saludables. 

Debemos entender que… 

Las microviolencias laborales son reales. No se gritan, pero se sienten. No siempre se ven, pero dejan huella. 
Reconocerlas es el primer paso para eliminarlas. 

Una empresa que observa escucha y actúa no solo cumple con la NOM-035. También construye equipos más sólidos, entornos más sanos y culturas más sostenibles. 

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Mitos que sabotean la implementación de la NOM-035
Aplicar la NOM-035 no debería ser complicado. La norma está diseñada para prevenir riesgos psicosociales, cuidar la salud emocional en el trabajo y mejorar el ambiente laboral. Sin embargo, muchas veces se frena o se aplica mal por culpa de ideas equivocadas. Esas ideas no están en la norma, pero sí en las conversaciones informales, […]

Aplicar la NOM-035 no debería ser complicado. La norma está diseñada para prevenir riesgos psicosociales, cuidar la salud emocional en el trabajo y mejorar el ambiente laboral. Sin embargo, muchas veces se frena o se aplica mal por culpa de ideas equivocadas.

Esas ideas no están en la norma, pero sí en las conversaciones informales, los pasillos o las juntas. Son mitos que sabotean los esfuerzos y que siguen circulando en todo tipo de organizaciones. 

En este blog vamos a desmontar cinco de ellos. Identificarlos puede ayudarte a tomar mejores decisiones, avanzar con claridad y aplicar la norma de forma práctica. 

Mito 1: “Solo aplica a empresas grandes” 

Realidad: 
La NOM-035 es obligatoria para todas las empresas, sin importar su tamaño. Lo que cambia son los requerimientos. 

  • En empresas con hasta 15 personas, se deben aplicar acciones preventivas básicas.
  • A partir de 16 personas, es necesario evaluar los factores de riesgo psicosocial.
  • En empresas con más de 50 personas, también se deben establecer políticas internas.

¿Qué hacer? 
Revisa el tamaño de tu plantilla. Asegúrate de conocer qué obligaciones aplican en tu caso. No asumir que “no aplica” solo por tener pocas personas puede llevarte a omisiones y riesgos innecesarios. 

Mito 2: “Aplicar una encuesta es suficiente” 

Realidad: 
La encuesta es solo una herramienta. No es la solución. La norma no se trata de medir por medir. Lo importante es lo que haces con los resultados. 

Una encuesta sin acción genera más desconfianza que no hacer nada. 

¿Qué hacer? 

  • Informa por qué se aplica.
  • Asegura la confidencialidad.
  • Actúa con base en los hallazgos.

Escuchar está bien. Responder es lo que realmente genera cambios. 

Mito 3: “Recursos Humanos es el único responsable” 

Realidad:
Si solo una persona o un área aplica la NOM-035, el alcance será limitado. El clima laboral es responsabilidad compartida.

Las condiciones que generan riesgos psicosociales están relacionadas con liderazgo, comunicación, cargas de trabajo y relaciones laborales. Eso no depende solo de RRHH. 

¿Qué hacer? 
Involucra a mandos medios y directivos. Capacita a líderes en temas clave como empatía, retroalimentación y prevención de conflictos. La norma debe integrarse en la cultura, no quedarse en un documento. 

Mito 4: “La norma fomenta quejas y conflictos” 

Realidad: 
No se trata de abrir la puerta a quejas sin control, sino de escuchar lo que muchas veces ya sucede, pero se ignora. 

Detectar malestar no crea problemas. Lo que genera conflictos es no hacer nada cuando las señales ya existen. 

¿Qué hacer? 
Diseña canales de comunicación claros, seguros y efectivos. Escuchar con seriedad y actuar con criterio genera confianza, no desorden. 

Mito 5: “La NOM-035 es pasajera” 

Realidad: 
La NOM-035 es una norma oficial mexicana, publicada en el Diario Oficial de la Federación. Está en vigor y no es temporal

Además, forma parte de una tendencia global: proteger la salud mental y emocional en el trabajo ya no es opcional. Es parte de las buenas prácticas que hoy se espera de cualquier empresa responsable.

¿Qué hacer? 
Deja de verla como una obligación y empieza a integrarla como parte de una estrategia de bienestar. Invertir en prevención reduce rotación, mejora la productividad y fortalece el compromiso del equipo

¿Y ahora qué sigue? 

Detectar estos mitos es solo el primer paso. Lo importante es tomar decisiones que no estén basadas en suposiciones, sino en información clara. 

Aplicar la NOM-035 con intención puede ayudarte a: 

  • Mejorar el ambiente laboral
  • Reducir riesgos de estrés, conflictos y rotación
  • Cumplir con lo que marca la ley sin generar burocracia innecesaria

No necesitas hacer todo de una sola vez. Empieza por lo básico, hazlo bien y ve integrando mejoras con el tiempo. 

¿Estás dispuesto a ser parte del cambio? 

Los mitos alrededor de la NOM-035 dificultan su implementación y reducen su impacto. Derribarlos ayuda a aplicar la norma de manera más simple, útil y coherente con la realidad de cada empresa. 

No es necesario complicar el proceso. Lo importante es empezar con claridad, involucrar a todas las áreas y convertir la norma en una herramienta práctica, no en un trámite.

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